Guadalupe Elizalde Gallego.
Los Pensamientos de Guadalupe Elizalde...
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05/10/2022.
Buenos días tengan lectoras y lectores de este espacio. Como saben ustedes, ayer se llegó al día en que el Senado de la República votó, ¿porque las fuerzas armadas siguieran en la calle? No, esto no estaba a discusión. Están en todo el país desde que Carlos Salinas de Gortari comenzó su lucha en contra del crimen organizado, mejor dicho, en contra de los cárteles del narcotráfico. Por si usted no sabía, el expresidente creó un cargo ex profeso frente al cual instruyó al abogado Javier Coello Trejo, debido a que sus investigaciones eran rápidas, certeras y secretas. Durante su sexenio se lograron grandes decomisos y detenciones, hasta que un día, sin mediar explicación, removió de su encargo al el entonces subprocurador del Combate al Narcotráfico para nombrarlo Procurador del Consumidor. ¿Cómo terminó aquel sexenio? Todos sabemos: Asesinatos políticos y guerrilla que el chiapaneco Coello Trejo había denunciado tiempo antes, pero se metió Camacho Solís.
Sirva esto para dejar por sentando cuántos años tiene el ejército mexicano en labores de no son la seguridad interna ni exterior de México. Por lo menos 30; y no sólo no han podido –gobiernos y ejército- detener la infiltración del narco en la política, sino tampoco impedir que se amplíen geográficamente los criminales. Ayer mismo, gracias al triste “Sedena Leaks” se supo que el gobernador de Veracruz, morenista Cuitláhuac García, permitió el ingreso del cártel del noreste a su entidad en 2019. Y ahora que esto salió a la luz, ¿quién hará justicia? ¿La Fiscalía? “No me hagas reír que tengo en labio partido”, replicó mi abuelita, quien se queja de que posiblemente su teléfono está pinchado, porque no se explica cómo su nuera sabe que habla mal de ella y su dentista la llama siempre a una hora de su consulta. ¡Explíquele usted!
Lo importante es tratar de inteligir qué estaba ocurriendo ayer en el Senado, donde nuestros representantes discutían, ¿el alargamiento de la presencia del ejército en las calles?, sí y no. Esa era la propuesta interesada de la actual Magistrada Presidenta de Durango Yolanda de la Torre (PRI). ¿Quién la viera de brincar desde su curul hasta ese puesto en menos de una semana? Y para atrás brincó el precavido perredista Miguel Ángel Mancera, al tiempo en que votaba por el sí, quizá enterado que la Jefa Sheinbaum habló de una investigación que por delitos inmobiliarios se cierne sobre el destino del exjefe de gobierno. Eso sí, tanto los priístas como el perredista “convencidos” aclararon que lo que se aprobó fue una decena de cuartillas que contenían frenos y muros a la actuación de la Sedena; es decir, se nos dice que “acotaron su actuación”. Sea como fuere, lo cierto es que el próximo presidente de la república, va a tener atado todo lo que se amarró y se sigue vinculando en esta gobierno de la 4T, que es muchísimo.
El nivel del debate senatorial fue muy bajo por parte del oficialismo, como también estuvieron fuertes los sinónimos utilizados por la senadora panista Lilly Téllez, cuando llamó hienas a los y las morenistas. Y es que no, repela mi abuelita; las hienas exponen su vida a veces contra grandes felinos para robarles el animal cazado, y éstos no, nomás recogen sin exponer el pellejo. Eso sí, atacan en manada, y si les tiras carroña, se ponen felices… Se notó la división y también la convicción profunda de algunos opositores: Claudia Ruiz Massieu se mantuvo serena hasta que el innombrable Salgado Macedonio se aventó un discurso que ni al caso: que a su padre y a Colosio los había asesinado Carlos Salinas. ¡Hágame el favor!
Pero vamos a suponer que las prevenciones del Senado de la República avancen. ¿Quién va a supervisar al Ejército por dentro? Entérese usted de un botón de muestra: Según Guacamaya Leaks el general retirado Humberto A. Guillermo Aguilar, en enero de 2015, envió una carta al Secretario de la Defensa ante la inminente visita de los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa a los cuarteles del 27 Batallón de Infantería. En ella le decía a Salvador Cienfuegos que había que desaparecer las salas de arrestados con reja (sic), que no se aceptara “la remoción de las losas de concreto o excavaciones del terreno, argumentando que existen desde años anteriores y que las tierras no presentan indicios de haber sido removidas recientemente”; además insiste en una “versión oficial … en el concepto que por ningún motivo deberá aceptar que en los cuarteles se concentran civiles detenidos”. Hasta aquí la cita en sus partes textuales. Y, ¿sabe usted qué? Da miedo. La Sedena es una parte indivisible del Ejecutivo, pero ya se vio también que esta instancia es de una opacidad tremenda. ¿Qué votaron ayer?
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