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Foto del escritorEmsior Querétaro

DE CÓMO LAS SERIAS VERDADES NO SON TAN VERÍDICAS.


Guadalupe Elizalde Gallego.


Los Pensamientos de Guadalupe Elizalde...






20/07/2022.

Muy buenos días tengan este miércoles l@s estimad@s lector@s que tienen a bien seguir esta columna preparada con cuidado, cariño y también con la ilusión de aportar un poco de luz al escenario nacional, a sus hechos y eventualidades, como tal fue la aprehensión del hombre a quien la DEA no le perdona haber tomado parte en la tortura y asesinato de unos de sus agentes y su piloto, Enrique Camarena Salazar y Alfredo Zavala, respectivamente. Menciono a este último porque pocos lo recuerdan al aludir ese espantoso caso. El “Kiki” nació en el año de 1947 en Mexicali, Baja California. Siendo niño, su familia emigró a Calexico en donde Camarena trabajó como bombero e investigador de narcóticos; finalmente se graduó en la academia de policía y buscó trabajo en la DEA. Eran los 80s, años convulsos en América Latina.


Para mejor juzgar estos hechos, los más jóvenes deben tomar en cuenta que los dos cárteles más poderosos de ese tiempo eran los de Cali y Medellín. Rodríguez Gacha y Pablo Escobar sembraban en terror en aquella entonces sufrida nación y se hablaba en política de la “colombianización” de México, en un afán por exorcizar el demonio de la violencia en nuestro país. Según se ha visto en el tiempo, salvo por la guerrilla (FARC), nosotros andamos ya en las mismas tribulaciones. Todo esto viene a memoria porque este 15 de julio reaprendieron a quien la prensa, el gobierno mexicano o estadounidense han dado en llamar el “capo de capos”. Mi abuelita no para de reír desde que miró a este ser humano, muerto de sed, cansado; viejo. Lo imaginó tirado en un matorral de donde fue prácticamente rescatado por un sabueso llamado Max. -Peligrosísimo, decía mi abuelita. -Pobre hombre, ¿Cómo le dan agua sin saber cómo anda de la próstata? -. Porque en la entrevista que le realizó la periodista Anabel Hernández en 2016, estaba muy enfermo y le urgía una cirugía.


Enrique Camarena fue un agente infiltrado en el cártel mexicano más poderoso, el de Guadalajara, donde se ganó la confianza de Caro Quintero, Ernesto Fonseca, Don Neto, y Miguel Ángel Félix Gallardo. Este último, casi ciego y sordo, ha desmentido que él haya asesinado al agente de la DEA, lo mismo que hizo Caro Quintero. Ernesto Fonseca está en prisión domiciliaria y tiene 91 años de edad, ceguera y cáncer de colon. Eso queda del poderoso Cártel de Jalisco, cuyas acciones desataron la llamada Operación Leyenda, en la que actuó de forma predominante el ex agente de la DEA Héctor Berrelez, mismo que ha roto el silencio tras 20 años de negarse a hablar.


Lo que sí hemos de aceptar, es que la historia de la globalización del narcotráfico y la cocaína sudamericana no ha terminado de redactarse. Durante esos años, y antes, la CIA reclutó a distintos funcionarios que trabajaron aquí en su doble papel de informantes y funcionarios del gobierno. México dotó a la CIA de terrenos para entrenar a los “contras” de las revoluciones nicaragüense y salvadoreña (Frente Farabundo Martí, 1980). Se dice que dichos entrenamientos ocurrieron, entre otros sitios, en el rancho El Búfalo, propiedad de Caro Quintero, donde sembraban marihuana que era transportada con anuencia de la CIA a Centroamérica. A su vez, el Cártel dotaba de armas y dinero a los “contras”. Por eso se sentían protegidos; blindados por todos lados, hasta por EEUU, a través del agente cubano Félix Rodríguez que trabajaba para la CIA en México, como lo hizo Luis Echeverría y otro funcionario mexicano que no puede ir a Disneylandia porque lo agarran. Enrique Camarena, infiltrado ese lodazal, quedó en el peor de los escenarios. Una versión afirma que fue retenido en una casa de seguridad, otra que en casa del doctor Humberto Álvarez Machain y la tercera que en un rancho. El caso es que esto marcó un hito en las relaciones México EEUU. La corrupción de las agencias antidrogas, las de Inteligencia y la misma de las autoridades de México, hasta el más alto nivel, asesinaron a Camarena, quien se vino a enterar de todo casi sin quererlo. ¿Existen crímenes por omisión? ¡Claro que sí! Alguien desde el más alto nivel pudo detener el crimen y no lo hizo, alguien que dirigía a su antojo a la DFS en el sexenio de MMH.


Fueron 5 marinos quienes detuvieron a Caro Quintero. Él vivía en Huachochi, Chihuahua y bajó a comprar víveres. Pero la zona está custodiada por la búsqueda de El Chueco. Una vez identificado, lo llevaron en una patrulla a Choix, Sinaloa, en donde ya lo estaba esperando La Marina y la Guardia Nacional. La reaprehensión fue un incidente afortunado para el gobierno morenista de Rubén Rocha Moya, y no para el gobierno panista de Chihuahua.

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