10/02/2022.
Irán celebra el 43 aniversario del triunfo de la revolución islámica con la presentación de un nuevo misil de larga distancia con capacidad de alcanzar objetivos a 1.450 kilómetros de distancia. La puesta en largo del nuevo proyectil llegó un día después de la vuelta al diálogo nuclear en Viena, donde Estados Unidos y la república islámica tratan de recuperar el acuerdo de 2015. El tono de ambas delegaciones es positivo en esta octava ronda de conversaciones, pero los iraníes insisten en la necesidad de levantar las sanciones impuestas por Donald Trump y recibir garantías de que no volverán a sufrir castigos unilaterales por parte de Washington.
El nuevo proyectil de fabricación doméstica ha sido bautizado como «Kheibar Shekan», nombre en farsi que se traduce como 'destructor de Jáibar', en alusión a un antiguo oasis habitado por judíos situado en la actual Arabia Saudí que fue conquistado por guerreros musulmanes en el siglo VII. El jefe del Estado Mayor del Ejército, general Mohamed Baqeri, declaró a los medios oficiales que su país «continuará aumentando la calidad y cantidad de los misiles para enfrentarse a los agresores de la arrogancia global y a los sionistas homicidas», en alusión a Estados Unidos e Israel.
El programa balístico iraní es uno de los más importantes de Oriente Medio, junto a los de israelíes o saudíes. El acuerdo nuclear firmado en 2015 por el 5+1, grupo formado por Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Rusia y Alemania, garantizaba que durante una década la república islámica no fabricaría armas atómicas porque no podía enriquecer uranio al nivel necesario para ello, pero el programa balístico quedó fuera de la mesa de negociación e Irán ha seguido desarrollando sus proyectiles.
Fracaso de la estrategia de Trump
El acuerdo nuclear funcionó hasta que Trump decidió salirse del mismo y reimponer sanciones a Teherán, pese a que cumplía los puntos acordados. El ex presidente consideraba que era el «peor pacto posible» y decidió apostar por la estrategia de presión máxima. Tres años después, este camino ha resultado un fracaso porque los iraníes han ido dando pasos que les alejan de lo firmado en Viena, producen uranio metal, necesario para producir combustible atómico, pero que también puede emplearse para hacer el núcleo de una cabeza nuclear, enriquecen uranio a una pureza del 60 por ciento y han puesto en marcha centrifugadores de última generación. Desde Teherán aseguran que son medidas de presión reversibles en el mismo instante en el que Washington retire los castigos.
En Viena está en juego la palabra de Joe Biden, que prometió en campaña recuperar el acuerdo alcanzado por Barack Obama, y el futuro de un Oriente Medio con un Irán libre de sanciones. Los iraníes hace semanas que ya no hablan de exigir compensaciones por la decisión unilateral de Trump de romper el pacto, lo que supuso unos castigos que hundieron la economía nacional porque le impedían vender petróleo. Este gesto de Irán, unido al final de los castigos, son la llave para retornar al deshielo entre iraníes y estadounidenses.
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