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Foto del escritorEmsior Querétaro

Más de 157 mil guatemaltecos buscan asilo en otros países, acechados por la violencia.


25/03/2022.

Hace unos días el presidente Alejandro Giammattei puso el país a disposición de los ciudadanos de Ucrania “que deseen protección” y que abandonen esa nación por la guerra que mantiene con Rusia. Dijo que ya contaban con la solicitud para recibir a 10 niños.


El 17 de marzo pasado, volvió a ofrecer asilo a los ciudadanos ucranianos a quienes dijo, en Guatemala hallarán “un refugio cálido y acogedor para las familias”.


Pero el país está lejos de ser una opción de asilo; de hecho, cuenta con pocos extranjeros en esa condición, por el contrario, miles de guatemaltecos han tenido que salir del país en busca de protección puesto que se sienten perseguidos.


Según los datos publicados por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), desde el 2016 hasta mediados del 2021 había en el mundo 157 mil 379 guatemaltecos con una solicitud de asilo vigente, y 25 mil 556 a quienes ya se les había concedido el refugio.


La mayoría de estas solicitudes se han presentado ante el Gobierno de EE. UU. —149 mil 480—; además, en ese país permanece la mayoría de los refugiados guatemaltecos, 22 mil 387. En contraparte, en Guatemala, hasta mediados del año pasado, el número de solicitudes era de mil 69, mientras que 471 personas ya tenían el estatus de refugiado.


El poco interés por escoger a Guatemala como un destino de asilo o refugio también quedó demostrado con la implementación de Acuerdo de Cooperación de Asilo (ACA), en el 2019, durante el gobierno de Donald Trump, mediante el cual se deportaba al país a hondureños y salvadoreños que llegaban a la frontera sur de EE. UU. a pedir protección.


En poco menos de cinco meses cerca de mil hondureños y salvadoreños fueron enviados a Guatemala a solicitar el asilo denegado en EE. UU. y ninguno de ellos quiso aplicar y prefirió regresar a su país.


Sin acceso a la justicia

Elmer Oliva es otro guatemalteco que tuvo que salir del país cuando vio que su vida corría peligro.


Corría el 2016 cuando su hermano menor fue asesinado y comenzó una lucha por conseguir justicia. Sin embargo, en vez de eso, al poco tiempo empezó a recibir mensajes y llamadas telefónicas amenazantes en donde le advertían que debía desistir de la demanda si no quería morir.


Cuando las amenazas subieron de tono, en agosto del mismo año, Elmer optó por irse a EE. UU. y solicitó asilo, un proceso que el Gobierno de ese país aún no resuelve.

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