G-SKC78MEXGK
top of page
  • Foto del escritorEmsior Querétaro

Y ¿de quién es la culpa?



Verdades que acomodan e incomodan de Lorena...




Lorena Reséndiz Mendoza




24/03/2023.

Hoy, una madre, de muchas, llora la muerte de su hija, una niña de catorce años que murió a causa de los golpes que le propinó otra adolescente de su misma edad que actuó con premeditación, alevosía y ventaja. La sociedad, los padres, los maestros, las autoridades se preguntan ¿De quién fue la culpa? Y resulta que los primeros culpables que aparecieron fueron la directora de la escuela secundaria porque la niña sufría de acoso y violencia escolar y no hicieron nada.


Ahora bien, y la madre de la chica ¿Qué hizo cuando se dio cuenta que su hija sufría bullying? Los hermanos relatan que su hermana era acosada, que la humillaban y la pregunta se queda en el aire ¿Qué hicieron los padres? La chica que ejercía estos actos de intimidación ¿Por qué llegó hasta el punto de golpearla con tanta saña y con un objeto que sabía causaría un daño irreparable? ¿Por qué ejercer tanta saña y violencia? Más reprobable aún, quién estaba grabando la pelea ¿Por qué en vez de parar la riña o avisar a alguna autoridad o persona, evidencia la golpiza como si fuera un espectáculo divertido? Las voces que se alcanzan a escuchar de decirle a la agresora, “pégale en la cara” las risas, la burla son actos de indiferencia, de dolo, de falta de sensibilidad y empatía.


Es cierto, la primera culpable resulta ser la escuela, la docente, la directora y ¿Dónde queda la sociedad? ¿La agresora? ¿La misma chica que sufría del acoso y la violencia escolar? Soy docente, amo mi trabajo y es una realidad que ninguna escuela está exenta de sufrir un acto de esta naturaleza. Como docentes, estamos atados de manos, con los cambios en la nueva forma de educar, el docente perdió la autoridad, la escuela perdió su carácter formativo, los padres de familia tomaron el control de una institución que formó a las generaciones de las que formamos parte, hoy en día, los padres deciden por la escuela, sus hijos pueden llegar a la hora que quieran porque no pude impedírseles la entrada, pueden vestirse como ellos decidan, pueden llevar el pelo como se les venga en gana, porque la escuela no puede irrumpir en sus gustos y preferencias. Las escuelas carecen de protocolos debidamente sustentados en la ley, solo están los protocolos de prevención, con una serie de trámites burocráticos, en las cuales, el docente, ante la más mínima acusación de un padre o madre de familia, sea cierto o no, es separado de su cargo, es sometido a juicio, es denigrado en su carácter de docente y la credibilidad es para el alumno y el padre de familia, alumnos que hoy por hoy, saben y se sienten intocables, que ofenden al docente, que lo amenazan, que le hacen saber su desventaja, apoyados por padres de familia que buscan deslindar su responsabilidad acusando a quién solo ejerce la difícil tarea de educar a quienes ellos, como padres no han sabido hacerlo.


Esta chica, la víctima, será una estadística más, en unos días, no se hablará del tema. La joven agresora, la que provocó, debido a su odio e intolerancia la muerte de su compañera, se le dará una pena de cuatro años en un centro de atención para menores infractores, y saldrá a enfrentarse a una sociedad que no le reclamará justicia, que cuando salga en libertad, nadie, se acordará de lo sucedido, quizá ella también lo olvide y pueda vivir sin pena el resto de su vida, y la madre de la joven que perdió la vida en manos de su compañera, nadie, ni el tiempo, le devolverán a su hija.


Este es un caso, que, gracias a las redes sociales, a la indiferencia de quién tomó las evidencias y las subió a las redes, se conoció el deceso de la chica salvajemente golpeada, pero volteemos la mirada a lo que pasa en nuestras escuelas, sobre todo en las secundarias más céntricas, a la hora de la salida, sale una horda de bárbaros, agreden, retan, buscan demostrar quién es más fuerte; dentro de los salones de clase, es común ver como se agreden entre compañeros, niñas que se ponen al tú por tú con los docentes, con los mismos compañeros sin temor alguno, el alcohol y la droga circulan entre los mismos estudiantes y nadie parece darse cuenta, nadie puede hacer nada, porque los mismos padres desconocen lo que sus hijos hacen, creen que con mandarlos a la escuela ya cumplieron con la parte que les toca, secundarias repletas de chamacos que lo último que les interesa es prepararse, el fin es divertirse, sin preocuparse por una calificación, por obtener un papel aprobatorio, hoy en día, pasar las materias con un seis es una hazaña, no les interesa algo más, padres preocupados porque no saben cómo educar a sus hijos, sobre todo porque no quieren que vivan lo que ellos vivieron y entonces, no ejercen su rol de padres porque los pueden traumar y la visita al psicólogo no es barata.


Mientras la familia, que es la célula de la sociedad, no recupere el mando sobre los hijos, seguiremos lamentando muertes en las escuelas, agresiones, violencia sin sentido, acoso, y habrá quien llore por lo que suceda y quizá más por no haber actuado a tiempo.


Autoridades educativas, déjense de tanto papeleo, de tanto protocolo y papelería institucional, centren el verdadero sentido de su función en dotar a las escuelas de personal que dé apoyo psicológico y con carácter de autoridad a los alumnos que violentan y son violentados y no esperar a que ocurra una muerte más.


Padres de familia, vean a sus hijos, que están haciendo, quienes son, cuál es el rol de ustedes en la vida de sus muchachos, acudan a las escuelas, pregunten cuál es el papel de su hijo dentro de la institución, que hace, cuál es su comportamiento, su rendimiento académico y no sean partícipes y cómplices de la conducta disruptiva de sus hijos, abran los ojos a la realidad y no se sumen a estos hechos de violencia en las escuelas.

Docentes, estén atentos a las señales.

0 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page
google.com, pub-7276422411774056, DIRECT, f08c47fec0942fa0